Se Observan Descensos en las Hospitalizaciones por IAM y Mortalidad en Distintos Niveles de Ingresos Aunque se Mantienen las Disparidades


Durante los últimos 15 años, las hospitalizaciones y muertes por IAM han bajado en EE.UU., cosechando los frutos los condados de cualquier nivel de ingresos, tal y como revela un nuevo estudio de beneficiarios de Medicare.

Los condados con rentas bajas, no obstante, siguen arrojando índices de hospitalizaciones del 25% o superiores comparados con los índices de las zonas más ricas.

Siguientes Pasos. Los índices de mortalidad no varían en función de los ingresos por estado, si bien los índices de hospitalizaciones siguen siendo altos en zonas con niveles bajos de ingresos.

El estudio, publicado en Internet el pasado 11 de mayo de 2016, previo a su edición impresa en JAMA Cardiology, revela continuas disparidades a pesar de los avances hechos en esta cuestión, según la autora principal Dra. Erica Spatz (Universidad de Yale, New Haven, CT).

“Tenemos que analizar las comunidades que van las últimas y entender qué factores contextuales contribuyen a índices más altos de enfermedad,” dijo a TCTMD en comunicación mantenida por email. “Luego tenemos que hacer verdaderas inversiones en estas comunidades. Nuestro estudio pone de manifiesto que necesitamos esfuerzos más dirigidos, sobre todo en bolsas poblacionales del sureste, y centrarnos en futuras campañas que nos ayuden a promover la salud cardiovascular.”

Aunque se sabe que los índices resultantes de IAM y mortalidad han descendido en los últimos años, no sabíamos si esas mejoras se habían dejado sentir en diferentes comunidades de distintos niveles económicos. En zonas de rentas bajas, por ejemplo, a menudo los obstáculos que hay para mejorar la salud cardiovascular son una corta plantilla de médicos, la mala calidad de la asistencia sanitaria y los recursos limitados que se dedican a la prevención y manejo de la enfermedad cardiovascular.

“También en estas zonas, la exposición al estrés, al desempleo y a un inadecuado soporte social podrían atenuar los efectos de los esfuerzos por mejorar la salud cardiovascular,” advierten los autores.

Se Observan Hasta 4 Años de Retrasos

Para analizar las posibles disparidades, los investigadores analizaron las tendencias observadas tanto en las hospitalizaciones por IM como en los índices de mortalidad entre 1999 y 2013 según el nivel de ingresos por condado norteamericano. Utilizaron datos de Medicare de 60 millones de beneficiarios de servicios de pago en pacientes de 65 o más años y determinaron el nivel de ingresos de los condados de los pacientes utilizando datos de la Oficina del Censo de EE.UU. de 1999 ajustados a la inflación en ese año. Se examinaron tres niveles de ingresos: bajo (< 25º percentil), medio (del 25º al 75º percentiles) y alto (> 75º percentil).

Durante el período del estudio, tanto las hospitalizaciones por IM como los índices de mortalidad cayeron en los citados tres grupos de ingresos. La mortalidad estandarizada por los riesgos al cabo de 1 año bajó del 31% en 1999 al 26% en 2013, no observándose diferencia alguna por ingresos por condado.

En lo que a las hospitalizaciones se refiere, el índice de descensos con el paso del tiempo fue similar para todos los grupos de ingresos, si bien el índice medio de hospitalizaciones fue mayor para los condados de ingresos bajos que para los de ingresos altos, tanto en 1999 (1.353 vs 1.123 por cada 100.000 personas-años) como en 2013 (853 vs 648 por cada 100.000 personas-años). Los investigadores calcularon que los condados con rentas bajas tardarían otros 4.3 años hasta equipararse a los índices observados en los condados con rentas altas.

Las Zonas de Rentas Bajas Afrontan Diferentes Retos

Al intentar explicar la disparidad persistente en los índices de hospitalización, los autores aseguran que “los condados con rentas altas podrían tener una mayor capacidad para adoptar rápidamente nuevos modelos de tratamiento, sumarse a campañas para reducir los IAM e implementar recomendaciones de tratamiento primario y secundario basadas en las evidencias.

“Además, las comunidades de rentas altas podrían tener muchos más recursos que les permitirían invertir tanto en entornos de salud física como social,” aseguran. “En cambio, las comunidades de rentas bajas quizá se enfrenten a retos únicos como por ejemplo, el cierre de centros de salud durante la depresión económica o la existencia de servicios de salud desorganizados que podrían atenuar el éxito de los nuevos esfuerzos de prevención primaria y secundaria para reducir los cuadros clínicos de IAM.”

Spatz dijo que el hecho de que la mortalidad no siguiese un patrón similar fue toda una sorpresa.

“Una explicación podría ser que después de que sobreviene un episodio importante como un ataque al corazón, el entorno, tanto el apoyo social como el sistema de atención sanitaria, podrían responder igual de bien en distintas comunidades, es decir, que se hace un mejor trabajo en materia de prevención secundaria que en prevención primaria en comunidades de rentas bajas,” dijo. “Otra explicación es que la mortalidad al cabo de un año se asocia a la calidad hospitalaria y que incluso esto podría ser similar en los distintos grupos de rentas. Necesitamos, no obstante, contar con más estudios que nos ayuden a entender la ausencia de una diferencia.”

En un editorial acompañante, los Dres. Karen Joynt (Hopital Brigham de Mujeres de Boston, Massachusetts) y Thomas Maddox (Sistema de Atención Sanitaria del Departamento de Veteranos del este de Colorado, Denver), aseguran que el hallazgo de que los índices de mortalidad han descendido en todos los grupos de diferentes rentas “sugiere que los esfuerzos por estandarizar y mejorar la calidad de los tratamientos de los IAM, tanto durante como después de las hospitalizaciones agudas de dichos episodios, han tenido el efecto pretendido.”

No obstante aseguran que el índice consistentemente alto de hospitalizaciones en condados de rentas bajas resulta preocupante.

Aunque los recientes beneficios descritos tanto en la mortalidad como en la hospitalización “deberían de hacernos sentir orgullosos, nuestro trabajo no ha terminado todavía,” concluyen Joynt y Maddox. “Centrarse en áreas tales como la atención ambulatoria en prevención primaria y secundaria de los IAM y poner más atención a los determinantes sociales de la salud podría ser tremendamente prometedor a la hora de abordar las disparidades persistentes en los resultados de salud de las poblaciones más vulnerables del país, según un editorial.”


Fuentes:

  • Spatz ES, Beckman AL, Wang Y, et al. Geographic variation in trends and disparities in acute myocardial infarction hospitalization and mortality by income levels, 1999-2013. JAMA Cardiol. 2016;Epub ahead of print.
  • Joynt KE, Maddox TM. Looking beyond the hospital to reduce acute myocardial infarction: progress and potential. JAMA Cardiol. 2016;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • Spatz dijo haber recibido apoyo de los Centros para los Servicios de Medicare & Medicaid Services para desarrollar y mantener indicadores de rendimiento que se utilizan en programas de información pública así como de la Agencia para la Investigación y Calidad de la Asistencia Sanitaria  Agency for Healthcare Research and Quality Patient-Centered Outcomes Research Institutional Mentored Career Development Program.
  • Ni Joynt ni Maddox declararon conflicto de interés alguno.

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Todd Neale is the Associate News Editor for TCTMD and a Senior Medical Journalist. He got his start in journalism at …

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